Viernes, 26 de abril de 2024
 
Tiempo de Cuaresma: Domingo de Ramos (Ciclo C)
 
La entrada en Jerusalén tiene una presentación que, humanamente, no se puede calificar. Hace falta fe, para situarse ante una realidad tan especial y tan única y, así, encontrarnos con el Hijo de Dios que aparece ante la humanidad como soberano en clave de paz.
 

           Su entrada es para siempre y por siempre; Jesús, entrando en Jerusalén, entra en nuestras vidas, en nuestro corazón. Es cierto que su entrada en la ciudad, nos lleva a enseñarnos que, iluminados por el Mesías en su pasión y muerte, descubriremos que el dolor y la cruz no son la meta sino el camino de la salvación.

            Domingo de Ramos es el anuncio del Rey que viene en nombre del Señor. Dichosos nosotros al creer que el misterio es la realidad del amor de Dios y cómo Él hace posible creer que Jesús es la respuesta divina al dolor y al sufrimiento, no la causa del mismo. Es el día, en que nosotros, sentimos que su entrada en la ciudad santa nos sirve para introducirnos de lleno en el drama de la pasión, muerte y resurrección. La meta es la resurrección, su entrada en la gloria con el Padre; la cruz es parte de ese camino de vida que solo se entenderá a la luz de la resurrección. Para un cristiano, este domingo es la apertura total al amor de Dios y cómo se nos enseña el gran y único camino para llegar a la vida nueva.

            Creyendo el misterio, nos viene a nuestro interior cómo seguir a Jesús y vivir junto a Él, llevando la cruz. Para un cristiano, no hay otro camino y, lo cual, no es sin más, una carga; la verdad está en que Jesús, llevando su cruz, nos llama y nos manifiesta que la verdadera esperanza, la que nos mantiene vivos, es saber que la obediencia al Padre hasta la muerte le valió a Jesús, nuestro modelo de cristiano, la exultación por la resurrección e instalación definitiva en la vida gloriosa de Dios.

            El Domingo de Ramos debe hacernos creer que la presencia de Jesús en Jerusalén no es solo una presencia de paso; es abrir la gran puerta, desde la cual, se va a divisar siempre la gran Cruz en la cual se manifestará para siempre la Luz de la humanidad. Allí se realizará la gran alianza con Dios: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen, y se escuchará por siempre y para siempre: Padre, en tus manos encomiendo mi espírituJesús nos enseña así la verdadera respuesta a Dios y no sucumbe ante las ofertas de quienes le tientan a hacer uso de su condición divina: si eres hijo de Dios, baja de la cruzHoy puede plantearse en los cristianos la gran lección que nos enseña el apóstol: Tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús.

            Para nosotros es fundamental mantener la presencia de Jesús cuando entra en la ciudad: es el verdaderom mesías que viene a salvar y a traer la paz. Nosotros estamos en el comienzo de la Semana santa y necesitamos aprender cómo Jesús nos presenta el espacio y el tiempo que se unen para ser espectadores del acontecimiento fundamental de la historia: Jesús, el Mesías, el hijo de Dios, quiere enseñarnos para qué es la vida y cómo hay que vivirla para que sea eterna. La liberación que trae el Mesías es el restablecimiento de la paz de Dios con nosotros, el sentido de cómo cuando se encarna, es el siervo preferido que se despoja de su razón, pasando por uno de tantos. Él se despojó de su rango y tomó la forma de siervo, que cumple obediente la tarea que el Padre le confió: dar su vida por la humanidad.

 

RESPUESTA desde NUESTRA REALIDAD

 

            Para nosotros es fundamental situarnos ante una gran verdad: Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombreTal vez, no somos capaces de creer que Él inaugura una nueva humanidad con su nueva encarnación y asume todo el dolor que lleva consigo ser fiel a la verdad que salva de la esclavitud a la que el príncipe del pecado quiso someter al hombre. Por nuestra parte, es preciso situarnos ante Dios y ser capaces de dejarnos ser guiados por Él y sostener con fe el sentido de una vida según la voluntad de Dios. La realidad del mundo es una señal constante de vida, pero de visión únicamente al margen de Dios y de la verdad; de ahí que, quien quiere ser verdadero discípulo de Jesús debe tener presente la vida del Hijo de Dios y su muerte en la cruz.

 

ORACION

 

            Dios todopoderoso y eterno, que hiciste que nuestro Salvador se encarnase y soportara la cruz para que imitemos su ejemplo de humildad, concédenos, propicio, aprender las enseñanas de la pasión y participar de la Resurrección gloriosa, Por J, N, S. Amén

 

PENSAMIENTO AGUSTINIANO

 

            Cristo quiso padecer por nosotros. Dice el apóstol Pedro: «Padeció por vosotros dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas». Te enseñó a padecer y te enseñó padeciendo él. Poca cosa serían sus palabras, si no las hubiese acompañado con el ejemplo. ¿Cómo nos enseñó, hermanos? Pendía de la cruz y los judíos se ensañaban contra él; estaba sujeto con ásperos clavos, pero no perdía la suavidad. Ellos se ensañaban, ladraban en torno suyo y le insultaban cuando estaba colgado. Como a un solo médico puesto en el medio, ellos, locos furiosos, le atormentaban por todas partes. Él estaba colgado, pero sanaba. «Padre, -dijo-perdónales, porque no saben lo que hacen».(san Agustín en Sermón 284, 6).