Viernes, 26 de abril de 2024
 
16 de mayo: San Alipio y San Posidio, obispos
 
Memoria litúrgica de la Orden
 

[texto del propio de la Orden, para la Liturgia Eucarística y la Liturgia de las Horas]

Apunte biográfico

El recuerdo de los santos Alipio y Posidio está íntimamente unido, como religiosos y obispos, a la figura de san Agustín. Son los dos representantes más cualificados de la herencia agustiniana.

Agustín habla de su amigo Alipio con admiración. Uno y otro son hermanos de corazón. Aunque distanciados por la edad, juntos viven una juventud azarosa, juntos reciben el bautismo y también él rigió una diócesis de África. Fue nombrado obispo de Tagaste el año 394, cuando Agustín era todavía sacerdote. Compartieron inquietudes religiosas e intelectuales, experiencias monásticas y un celo ferviente por defender la fe frente a las herejías de su tiempo. Experto en derecho, ejerció con brillantez y honestidad el cargo de asesor jurídico. Ya obispo, viajó varias veces a Roma, llevando libros de Agustín al Papa Bonifacio

La relación de Posidio con Alipio y Agustín data, al parecer, de los tiempos de la fundación del primer monasterio de Hipona. Allí vivió hasta que, alrededor del año 400, ocupó como obispo la diócesis de Cálama, ciudad de Numidia. Posidio, Alipio y algún otro obispo, fueron los grandes apoyos de Agustín en su defensa tenaz de la Iglesia católica. Estaban en juego el dogma y la pureza de la fe. Posidio participó en diferentes Concilios y en los años 409 y 410 se le encomendaron misiones oficiales ante el emperador Teodosio II. Al ser devastada Cálama por los vándalos que mandaba Genserico, se retiró a Hipona al lado de su amigo Agustín. Por eso va a acompañarle en el trance de la muerte y se convertirá en el emocionado primer biógrafo del obispo de Hipona. Pudo regresar a Cálama, pero al oponerse a Genserico que pretendía imponer la fe arriana en sus dominios, fue expulsado de su sede.