Jueves, 25 de abril de 2024
 
Lectio divina
 
II Domingo de Navidad (ciclo C)
 

LECTURAS

Eclesiástico 24, 1-4. 12-16     

En el centro del libro se encuentra un discurso de la Sabiduría. Este capítulo consta de dos grandes partes. La primera (vv. 1-22) pone las palabras en labios de la Sabiduría; la segunda (vv. 23-34) incluye una reflexión del sabio. Más específicamente, en este capítulo de pueden distinguir seis estrofas (vv. 1-2), sirve de introducción a todo el discurso y presenta a la Sabiduría que dirige la palabra en el marco de una asamblea litúrgica.     

La segunda (vv. 7- 11) describe el recorrido de la Sabiduría por todo el universo hasta que encuentra en el pueblo de Israel.

La tercera (v. 12-17) compara a la Sabiduría con árboles de gran estatura y prestancia y con grandes plantas olorosas.     

La Sabiduría sale “de la boca del Altísimo” como palabra suya. El dominio de la Sabiduría es universal. En los v. 12-17 las doce comparaciones vegetales incluyen árboles y plantas olorosas. En el AT, la “vid” representa con frecuencia al pueblo de Israel. Dios espera que su viña dé buenos frutos, pero ella da uvas agraces. Aquí, en cambio, la Sabiduría se da a sí misma como comida y bebida. Comer y beber la Sabiduría equivale a escuchar sus enseñanzas y poner en práctica lo que ella enseña. Efesios 1 5-6. 15-18     Pablo se auto-designa como “apóstol de Cristo Jesús” en el inicio de sus cuatro grandes cartas (Romanos, 1 y 2 Corintios y Gálatas) así como en 1 Tesalonicenses 2, 7.  Que lo es “por voluntad de Dios” lo dicen las 2 epístolas a los Corintios. Que los destinatarios son los “santos”, también es expresión en los encabezamientos: se trata de comunidades de origen pagano, que serían consideradas “no santas” por el entorno judío: el apóstol quiere subrayar que su conversión a Cristo las ha coinvertido en “pueblo santo”.     En la segunda parte hace un elogio de los lectores: ha tenido noticias de su fe. Junto a la fe, nombra la caridad y asigna un destinatario a cada una de estas virtudes: “vuestra fe en el Señor Jesús y vuestra caridad para con todos los santos”; eso responde a la tendencia a concentrar en la fe toda nuestra relación con Dios y en la “caridad” nuestra relación con el prójimo. El contenido de la petición es conocer a Dios (v, 17) pero también conocer nuestro fin último, expresado como “esperanza”, como “gloria” y como “herencia”. Todo ello será posible por una inyección masiva del poder de Dios. Juan 1, 1-15     Leemos y escuchamos el prólogo solemne del cuarto evangelio. El Verbo existe eternamente junto al Padre: se afirma también la unidad y la distinción del Verbo y de Dios, y la divinidad del Verbo. Dios es Trinidad en la Unidad, dado que el Espíritu de Dios y su Verbo son el mismo Dios.     El Verbo es creador, vida y luz de los hombres. En síntesis: se proclama la creación de todo por el Verbo y su cualidad de fuente de vida y de luz de los hombres. La acción iluminadora del Verbo es rechazada por las tinieblas: “la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. La acción iluminadora del Verbo ha brillado en las tinieblas de la humanidad. Se trata de las tinieblas del pecado, de las tinieblas de la humanidad sin luz mesiánica y también del rechazo del mundo a Jesucristo, es el rechazo del mundo para con el Creador y el rechazo de los suyos.     Es importante el testimonio del Bautista; “vino para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por Él”. El Verbo es la luz verdadera que ilumina a todo hombre. La expresión “que viene a este mundo” puede referirse a la Luz verdadera. Y el mundo no lo ha conocido: “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Los suyos pueden ser la humanidad entera, capaz de recibir o rechazar, o el pueblo escogido.

MEDITACIÓN     

Con la Encarnación se rompen las barreras entre lo profano y lo sagrado ya que Jesús, Hijo de Dios, nace humano y la realidad humana queda “divinizada”. El lugar de Dios es el mundo y sus procesos históricos, y esto se convierte en una gran interpelación para las personas creyentes. Nada de lo humano ni de lo creado queda fuera del abrazo y la mirada de Dios, fuente de ternura, compasión y misericordia. Si la historia es el lugar de Dios, lo que en ella pongamos a fructificar los cristianos tampoco será neutral, tendrá su fruto. La Encarnación se convierte así en el proceso histórico que visibiliza la presencia de Dios con toda la humanidad.     

En este tiempo de bendición de la Navidad es necesario por nuestra parte un acercamiento en ternura con Dios. La encarnación del Hijo de Dios es siempre historia, se hace actualidad y misericordia. No solo es momento de contacto, es Luz por siempre y para siempre, un regalo de gracia que permanece y se convierte en misterio de Amor. Manifiesta su amor universal a todas las criaturas y con una compasión preferencial por las personas empobrecidas y por las víctimas de todo sistema de injusticia y exclusión. El amor del Niño Dios, llevado hasta el extremo, es la LUZ que siempre permanecer y es lo que el mundo siempre necesita.

ORACIÓN         

Señor Jesús, el hombre en este suelo, cantar quiere tu amor, y junto con los ángeles del cielo, te ofrece su loor. Este Jesús en brazos de María es nuestra redención; Cielos y tierra con su brazo unía de paz y perdón. Tú eres el Rey de paz, de ti recibe su luz el porvenir; Ángel del gran Consejo, por ti vive cuanto llega a existir. A ti, Señor, y al Padre la alabanza, y de ambos el Amor. Contigo al mundo llega la esperanza; a ti gloria y honor. Amén.

CONTEMPLACIÓN     

Estoy hablando de la Palabra y tal vez la palabra humana pueda servirnos de algo. Aunque la Palabra de Dios y la palabra sean muy desiguales, muy distintas  y sin punto de comparación, por cierta semejanza pueden sugerirnos alguna cosa. Ved cómo la palabra que os hablo la tuve primero en el corazón  y llegó de mi a ti sin apartarse de mí; comenzó a estar en ti lo que no estaba y permaneció en mi al salir para ti.     Lo mismo, pues, que mi palabra llegó a tu sentido, sin apartarse de mi corazón, llegó a nuestros sentidos la Palabra sin apartarse del Padre. Mi palabra estaba en mí y salió por medio de la voz; la Palabra de Dios estaba en el Padre yi salió de él por medio de la carne ¿Pero acaso puedo yo hacer de mi voz lo que él pudo con su carne? Yo no puedo adueñarme de la voz que lleva el viento; él no solo conservó su carne para nacer, vivir y obrar, sino que lo resucitó y llevó al Padre este a modo de carruaje en que vino a nosotros.     Ya llames vestidura a la carne de Cristo, ya carruaje, ya su jumento, como tal vez él mismo se dignó signifiacarla, pues sobre su jumento puso él al que había sido malherido por los ladrones, bien lo llames templo, ese templo ya pasó por la muerte y se sienta a la derecha del Padre. Lo que nos enseñó en sus preceptos, lo mostró con su ejemplo. Lo que te mostró en su carne, debes esperarlo para la tuya. Ésta es la fe acepta lo que aún no ves. Es preciso que permanezcas ligado por la fe a lo que no ves, para no sufrir vergüenza cuando lo veas (san Agustín en Sermón 119).

ACCIÓN

Meditar el evangelio según san Juan (1, 1-19).